Además de los integrantes del sistema de salud, los acontecimientos vividos en Marzo y Abril de 2020 trajeron consigo una profesión más, que resultó imprescindible en tiempos de crisis. Miles de trabajadoras (principalmente mujeres y un alto porcentaje de inmigrantes) continuaron trabajando durante el parto y el cuidado diario de personas dependientes, tanto en los centros de atención como en sus propios domicilios. Son los cuidadores o, según el nombre oficial, los trabajadores sociales.
En España, trabajar en el ámbito socio-sanitario requiere un certificado de profesionalidad, que habilita a los dependientes en instituciones sociales (dormitorios o guarderías) o en sus propias cuatro paredes para su atención. Estos certificados se pueden obtener después de completar varios programas de formación, que en muchos casos se ofrecen en programas de formación profesional.
Requisitos básicos
En cualquier caso, además de la profesionalidad, los requisitos básicos para un buen cuidador son, en primer lugar, la vocación, el sentimiento de estar familiarizado con lo que se está haciendo y tener determinadas características personales, como la capacidad de demostrar afecto. Paciencia y empatía (tomando el lugar del otro); Si no existen, puede ser mejor pasar a otra cosa.
Además de lo dicho, un buen cuidador debe tener cierta fuerza física para poder ayudar al dependiente (sin lastimarse) y algunas ideas de enfermería que pueden ser muy útiles con la medicación y el control de la dieta de las personas a su cuidado.
También es importante comprender siempre lo que otra persona necesita y requiere; Capacidad para ponerse al servicio del otro y hacerlo con generosidad. Cuidar de otras personas es una actividad que requiere mucho esfuerzo y sacrificio y puede resultar exigente y estresante. Sólo una vocación definida permite un ejercicio eficaz y satisfactorio.
Un buen cuidador también debe ser honesto y ser capaz de construir una relación de confianza con la persona a su cargo que, en muchos casos, si no siempre, en la mayoría de los casos, depende completamente de su asistente. Por eso, también es importante comunicarse adecuadamente con ella y desarrollar una relación intensa entre el cuidador y el cuidador que se fortalecerá con el tiempo. El trato amable a los dependientes y sus familiares siempre será un gran aliado.
La asistencia social y sanitaria es más que un servicio, ya que va mucho más allá de la atención habitual de podólogos o peluqueros, por ejemplo. Además de cuidarlos, el trabajador social y de salud debe dar alegría, entusiasmo y esperanza a los que cuida y hacer cada día más llevadero. Puede haber muchos momentos de malestar y tensión a lo largo de los días que requieren paciencia, inteligencia emocional (autocontrol) y una buena dosis de comprensión, tolerancia y resolución de conflictos sin problemas.
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